La curiosidad, bien entendida, siempre es un camino interesante y recomendable, ya que lleva no conformarse con lo que se sabe o se ve, y anima a caminar en búsqueda de respuestas. Estas respuestas, a un buen curioso, deben llevarle a nuevas preguntas. Si hay un hombre al que podemos considerar como el gran curioso, el que tenía afán por saber todo de todos los ámbitos, ese sería Leonardo da Vinci.
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